domingo, 21 de enero de 2018

SEMBLANZA DE LENIN ILICH, REVOLUCIONARIO COMUNISTA Y JEFE DE REVOLUCIONARIOS

Un hombre ha pasado por la tierra
Y ha dejado cálida la tierra para muchos siglos...
Y así como tu vida era la vida de la vida
Tu muerte será la muerte de la muerte
...Un hombre ha pasado por la tierra
y ha dejado su corazón ardiendo entre los hombres.

Vicente Huidobro

 

REVOLUCIONARIO COMUNISTA Y JEFE DE REVOLUCIONARIOS

1. Dos hombres. . . y todo un pueblo

Dos hombres caminan por las calles de Petrogrado. Numerosas patrullas militares galopan por la ciudad de Pedro y grupos de espías y agentes policiales escrutan en la sombra el rostro de los transeúntes o les exigen la identificación.
Se acerca la medianoche del 24 de octubre de 1917, vigilia armada de la revolución socialista.

En la alta y fría noche, los pasos de los dos caminantes redoblan sobre el pavimento. Una patrulla los detiene: buscan obstinadamente a Lenin. Hay orden de matarlo. Eino Rahia, enlace del Comité Central del Partido bolchevique, el más alto de los dos, de aspecto báltico o finés, entretiene al militar mientras su acompañante prosigue la marcha. Las contraluces destacan la silueta que se aleja: un hombre más bien bajo y grueso, el paso enérgico y nervioso, la cabeza socrática, poderosa y atrayente para el escultor.

Hoy, a poco más de medio siglo, cientos de millones de hombres reconocerían a Lenin  -a pesar del burdo y elemental disfraz-, al jefe de la revolución socialista internacional.

Es Lenin que pasa presuroso frente al ojo de la muerte, horas antes del trueno del “Aurora”.
Anda rumbo al Smolny, el cuartel general de la insurrección, situado en la otra punta de la ciudad crispada y vigilante. “Alrededor hay luces miles... en los hombros correas de fusiles” canta, en Los 12, Alejandro Blok.
Eino Rahia ya lo alcanza y juntos llegan al antiguo Colegio de Señoritas de la nobleza; ahora funciona allí el cerebro de la dirección bolchevique.



“La aparición de Lenin fue inesperada por completo. Entró en el Smolny sin que nadie lo aguardase. Este acto de Lenin, asombroso por su audacia, dejó atónitos a todos los presentes, pues conocíamos perfectamente que los sabuesos de la contrarrevolución andaban literalmente a la caza de Lenin y que el Gobierno Provisional había ofrecido por su cabeza una fuerte recompensa. ¡Y de pronto, sin avisar y sin que nadie le protegiese, Vladimir Ilich se encamina al Smolny, a través del borrascoso Petrogrado, donde a la vuelta de cada esquina podía acecharle el enemigo” -así recuerda el episodio Eréméev, jefe de los grupos de ametralladoristas de la fábrica Putílov.
....."-Así comienza Rodney Arismendi el primer capítulo de su libro

"Lenin, la revolución y América Latina".

Biografía

Vladímir Ilich Lenin. Fue un revolucionario ruso, líder bolchevique, político comunista, principal dirigente de la Revolución de Octubre y primer dirigente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, primer estado de obreros y campesinos. Fue autor de un conjunto teórico y práctico basado en el Marxismo conocido como leninismo y posteriormente denominado Marxismo-Leninismo.

Los inicios

Aunque muchos lo conocen por Lenin su verdadero nombre era Vladimir Ilich Ulianov y había nacido en Simbirsk, en una familia de intelectuales rusos, el 22 de abril de 1870. El padre, Ilia, un inspector de primera enseñanza, compartía las ideas de los demócratas revolucionarios de 1860 y se había consagrado a la educación popular. La madre, María Alexandrovna Blank, mujer de vasta cultura, amaba la música y seguía de cerca las actividades escolares de sus hijos, el cuarto de los cuales había sido Vladimir Ilich, a quien llamaban cariñosamente Volodia. El primogénito, Alexander, fue ejecutado por su participación en los preparativos de un atentado al Zar Alejandro III cuando el futuro Lenin era un adolescente.

En 1887 Volodia ingresa en la Universidad de Kazán para estudiar Derecho, tras haber finalizado con los máximos honores sus estudios de bachillerato. En ese mismo curso, lo expulsaron de la casa de altos estudios por sus actividades antizaristas. Cuentan que al ser detenido, un oficial le dijo mientras le sometía a los interrogatorios de rutina: ¿Para qué alborota tanto, joven, si ante usted se alza un muro?. El joven Lenin replicó: Un muro. Sí, pero carcomido. Basta un empujón para que se derrumbe.
Decidido a graduarse, Volodia examinó por la libre las asignaturas y se licenció en la Universidad de San Petersburgo. Vinculado a los círculos marxistas y al incipiente movimiento proletario de esta ciudad, publicó en 1894 ¿Quiénes son los amigos del pueblo y cómo luchan contra los socialdemócratas?, una argumentada crítica a los populistas. Por su participación activa en la recién fundada Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera, volvieron a detenerlo.

Encarcelamiento

En la cárcel, Lenin rápidamente se puso a trabajar en lo que luego publicaría en 1889 bajo el título de El desarrollo del capitalismo en Rusia. Se comunicaba con el exterior a través de su hermana Ana y de Nadezhda Krúpskaya, una estudiante a quien había conocido en los círculos marxistas. Pero esta última había sido fichada por la policía y tuvieron que buscarle otra novia a Volodia, una amiga de Nadiezhda que accedió a servir de correo. Pronto Krupskaia fue también detenida. Ambos se reunieron en el destierro en Siberia y se casaron en 1898.
Quienes conocieron entonces al futuro Lenin lo describían como de baja estatura, con una gran vivacidad y una mirada ardiente y penetrante. Los pómulos, salientes y los ojos, un tanto oblicuos. El cabello se le cayó siendo aún muy joven y mostraba una frente amplia. Ya a sus 20 años le llamaban “el viejo”.

Exilio

A poco de comenzar 1900, con 30 años de edad, Volodia comenzaba su primer exilio en Suiza. Allí puso en marcha un proyecto largamente acariciado: la publicación de un periódico socialdemócrata de alcance nacional. El primer número de Iskra (La Chispa) vio la luz el 21 de diciembre de ese año, con un editorial suyo encabezando la primera página. A partir de otro artículo de su autoría, publicado en la revista Zaria, en diciembre de 1901, comenzó a firmar como Lenin. Hasta entonces solo había utilizado su nombre o los seudónimos de K. Tulin o V. Ilin.
La aparición del libro ¿Qué hacer?, una de sus obras más importantes, en marzo de 1902, lo identifica como el líder de los marxistas rusos. Lenin reclamaba la necesidad de una organización de revolucionarios profesionales y sintetizaba la idea del Partido como vanguardia de la clase obrera. Esta obra desató la polémica en torno a cómo estructurar el Partido dentro del Segundo Congreso de los socialdemócratas rusos, en el que se consumó la ruptura definitiva entre los seguidores de Lenin, llamados bolcheviques (mayoritarios) frente a los mencheviques (minoría).

Regreso a Rusia

Lenin regresó a Rusia en 1905 para incorporarse a la espontánea revolución que había estallado. Tras la derrota de las masas populares se vio obligado a exilarse de nuevo. En esos años de auge de la reacción, reunió y reforzó las filas de los bolcheviques en su labor de forjar un partido revolucionario marxista. En 1916 publicó Imperialismo, fase superior del capitalismo, donde analiza este sistema en sus características actuales y argumenta, a contrapelo de otras tesis, cómo la revolución socialista también es posible en países atrasados como Rusia.

Volvió a su patria en abril de 1917. Un amplio movimiento popular había derrocado al zarismo y existía una dualidad de poderes en el país entre el Gobierno provisional burgués y los soviets que obreros, campesinos y soldados habían organizado por toda la nación. Lenin se sumió en la clandestinidad, pues existía una orden de arresto contra su persona, y el 23 de octubre (día 10, según el calendario ruso entonces vigente), el Comité Central del Partido Bolchevique adopta su propuesta de insurrección.

Presidencia

Una vez llegados al poder, Lenin y los bolcheviques promulgaron tres decretos: el de la Tierra, que prescribía la propiedad terrateniente y les entregaba la tierra a los campesinos; el de la Paz, mediante el cual Rusia salía de la guerra imperialista iniciada en 1914; y el de las Nacionalidades, por el que se le otorgaba a las antiguas naciones subyugadas por el zarismo la opción de la independencia o integrar la República Socialista Federativa Soviética de Rusia.

Durante años, con más intensidad entre 1918 y 1920, las fuerzas contrarrevolucionarias intentaron derrocar al Estado soviético con el apoyo de las potencias occidentales, especialmente Francia y Estados Unidos. Al ejército de la contrarrevolución, comandado por antiguos generales zaristas, lo derrotó el Ejército Rojo, integrado por campesinos y obreros. El país quedó devastado, la economía maltrecha y el hambre se enseñoreó de grandes regiones. El reto más grande de la Revolución pasó a ser entonces la reconstrucción económica de Rusia, tarea que Lenin se propuso encarar de inmediato. Y en aquel país destrozado, aún con rezagos feudales, se comenzó a edificar la formidable superpotencia, tanto en lo económico como en lo militar, que llegó a ser en pocos años.
El 30 de agosto de 1918 fue objeto de un atentado por parte de Fanny Roid Kaplan, socialista moderada, lo cual originó un amplio movimiento de depuración de las filas revolucionarias. Con la finalidad de integrar las diferentes nacionalidades del territorio ruso, Lenin proclamó, el 30 de diciembre de 1922, la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Pese a las dificultades de la guerra civil, Lenin no relegó sus principios internacionalitas, y el 2 de marzo de 1919, en Moscú, inauguró el Primer Congreso de la III Internacional, en solidaridad con los movimientos obrero y comunista, así como con los de liberación nacional de los pueblos coloniales y semicoloniales de Asia.

Enfermedad y muerte

En marzo de 1922 Lenin asistió por última vez a un congreso del Partido, un mes después se le intervenía quirúrgicamente para extraerle las balas que continuaban alojadas en su cuerpo desde el atentado sufrido en 1919 y que le habían ocasionado graves secuelas. Desde entonces solo tuvo pequeñas etapas en que mejoró parcialmente. Aun así, tuvo la fuerza de dictar varias cartas, entre ellas su llamado «testamento» en la que expresa su gran temor ante la lucha por el poder entablada entre León Trotsky y Stalin en el seno del partido.
El 21 de enero de 1924 una hemorragia cerebral acabó con su vida. El hombre que detestaba el culto a la personalidad fue embalsamado y depositado en un rico mausoleo de la Plaza Roja.

Fuente de la biografía: Ecured

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