El verano es la mejor época del año, ¿no crees? Los más afortunados viajan al mar
y a la playa, a disfrutar de las delicias que podemos encontrar en las
maravillosas costas del océano. Con sólo pensar en la palabra playa se
nos vienen a la mente hermosos pensamientos: vacaciones, océanos, mar,
el sonido de las olas, los gritos de las gaviotas, descanso, tiburones,
cocodrilos, pirañas… Ehhh, seguramente te estés preguntando que hacen
esas últimas palabras en nuestra lista. Lo que sucede es que en muchos
casos las personas se olvidan que la belleza y el peligro caminan de la
mano. En este vídeo te mostraremos algunos animales que deberías evitar
al descansar en la playa. Un encuentro con una de estas criaturas puede
acabar con tu salud e, incluso, con tu vida. Así que aquí tenemos a 10
animales que deberías evitar en la playa
Montar
en elefante, acariciar un tigre y hasta probar el famoso café de civeta
son actividades turísticas muy recurrentes en viajes por Asia, sobre
todo. De lo que no somos conscientes es que en cada una de estas
experiencias se esconden historias de maltrato animal. En este
artículo, enumero 10 de estas actividades que debes evitar si no quieres
ser cómplice del maltrato animal en tus viajes.
Detrás de esas fotos de tus amigos montando en elefante,
acariciando a un tigre o abrazando a un orangután, que triunfan en las
redes sociales, se esconden verdaderas historias de horror. Después de
repasar esta lista de actividades, te aseguro que no querrás participar
en ninguna de ellas.
Montar en Elefante
Elefantes encadenados en Asia. Fuente: The Guardian
Esta será probablemente la actividad turística cómplice de la explotación animal más extendida
(y socialmente aceptada) de todas. Es una práctica muy común que te
encontrarás sobre todo en tus viajes por Asia y África. Probablemente
tengas algún amigo o amiga que ha publicado recientemente una foto en las redes sociales montando en un elefante en su viaje a Tailandia, a India o a Sri Lanka. ¿Qué hay detrás de cada una de esas fotos?
Los elefantes son animales muy inteligentes, emocionales y con lazos familiares muy fuertes. Para que un elefante salvaje esté a disposición del entretenimiento turístico fue previamente capturado, apartado de su familia (en la mayoría de los casos a una edad muy joven), aislado en un espacio diminuto, privado de comida, agua y sueño varios días y torturado durante meses hasta que “su alma se rompa” a través de prácticas abusivas como golpearle con ganchos metálicos en lugares sensibles como las orejas y los ojos.
Estas prácticas bárbaras perpetuadas con nuestra complicidad cada vez que montamos en uno de ellos, acaban con la vida de estos bellos animales manteniéndolos en cautividad, cosificándolos y usándolos hasta que “dejen de valer”. Algunos elefantes domesticados desde que nacen no pasan por el mismo proceso de tortura que sus congéneres salvajes pero, en todo caso, no es excusa para privarles de su libertad en prole de la dominación y entretenimiento humanos. Además, al contrario de lo que puedas pensar, los elefantes no están diseñados para soportar grandes pesos. De hecho cualquier carga de más de 100 kg supone una presión inmensa sobre sus frágiles columnas. Para que te hagas una idea, las sillas de madera o hierro (llamadas howdah) que suelen usarse para los paseos, ya pesan considerablemente (pueden llegar hasta los 100 kg), sin contar con el peso añadido de la/s persona/s que lo monten. También las cadenas o cuerdas que se usan como métodos de fijación son muy dañinos provocando llagas en sus patas y lomo. ¿A que vas a quitar lo de montar en elefante de la lista de actividades en tu próximo viaje a Tailandia?
Alternativa: Si quieres estar cerca de estos grandes animales, cambia el plan por una visita a un parque nacional donde los puedes ver libremente en su hábitat. Hay algunos centros (todavía necesarios, lamentablemente) que los rehabilita, donde puedes colaborar o hacer voluntariado. Son pocos pero se les ofrece buenas condiciones y hay el mínimo contacto con turistas (esperemos que algún día sea nulo). Lee bien qué tipo de centro es antes de la visita ya que la mayoría se disfrazan de “rehabilitación”, cuando pretenden apenas lucrarse con la actividad turística. Si puedes interactuar mucho con los animales, sospecha.
Honestamente ¿no te parece raro que puedas ir a un lugar donde hacerte un selfie acariciando un tigre sin que esto suponga un peligro para tu integridad física? Al final, son animales salvajes e impredecibles. Pues los motivos que esconden el hecho de que tú puedas visitar este tipo de lugares de forma segura, comúnmente llamados “santuarios”, recae en su maltrato. Cuando son todavía unas crías, los tigres son apartados de sus madres y, muchas veces, drogados para garantizar su sumisión. Su cautividad implica que vivan en jaulas diminutas y encadenados a un suelo de cemento toda su vida. No podrán correr, saltar, jugar y vivir en libertad como merecen.
Una investigación conducida por Care for the Wild International (CWI) reveló casos horribles de tráfico y abuso animal en el, ya cerrado, famoso Templo del Tigre en Kanchanaburi, Tailandia. La investigación reveló que los tigres eran drogados, encadenados al suelo por el cuello, les cortaban tendones de las piernas, les removían los colmillos y eran frecuentemente humillados, agredidos, pisoteados y arrastrados por la cola para estar en posturas agradables en la foto para el/la turista. Además, hallaron 40 crías de estos felinos en un congelador supuestamente para venta, aunque no quedó claro. Lamentablemente, cerrar este templo no es la solución ya que estas crueles prácticas siguen siendo usadas en varios centros de tigres en varios lugares de mundo.
Alternativa: Ver un tigre salvaje correteando en su hábitat natural, en uno de los parques nacionales en Asia u otros grandes felinos en África, por ejemplo, respetando siempre las reglas del parque.
Los elefantes son animales muy inteligentes, emocionales y con lazos familiares muy fuertes. Para que un elefante salvaje esté a disposición del entretenimiento turístico fue previamente capturado, apartado de su familia (en la mayoría de los casos a una edad muy joven), aislado en un espacio diminuto, privado de comida, agua y sueño varios días y torturado durante meses hasta que “su alma se rompa” a través de prácticas abusivas como golpearle con ganchos metálicos en lugares sensibles como las orejas y los ojos.
Estas prácticas bárbaras perpetuadas con nuestra complicidad cada vez que montamos en uno de ellos, acaban con la vida de estos bellos animales manteniéndolos en cautividad, cosificándolos y usándolos hasta que “dejen de valer”. Algunos elefantes domesticados desde que nacen no pasan por el mismo proceso de tortura que sus congéneres salvajes pero, en todo caso, no es excusa para privarles de su libertad en prole de la dominación y entretenimiento humanos. Además, al contrario de lo que puedas pensar, los elefantes no están diseñados para soportar grandes pesos. De hecho cualquier carga de más de 100 kg supone una presión inmensa sobre sus frágiles columnas. Para que te hagas una idea, las sillas de madera o hierro (llamadas howdah) que suelen usarse para los paseos, ya pesan considerablemente (pueden llegar hasta los 100 kg), sin contar con el peso añadido de la/s persona/s que lo monten. También las cadenas o cuerdas que se usan como métodos de fijación son muy dañinos provocando llagas en sus patas y lomo. ¿A que vas a quitar lo de montar en elefante de la lista de actividades en tu próximo viaje a Tailandia?
Alternativa: Si quieres estar cerca de estos grandes animales, cambia el plan por una visita a un parque nacional donde los puedes ver libremente en su hábitat. Hay algunos centros (todavía necesarios, lamentablemente) que los rehabilita, donde puedes colaborar o hacer voluntariado. Son pocos pero se les ofrece buenas condiciones y hay el mínimo contacto con turistas (esperemos que algún día sea nulo). Lee bien qué tipo de centro es antes de la visita ya que la mayoría se disfrazan de “rehabilitación”, cuando pretenden apenas lucrarse con la actividad turística. Si puedes interactuar mucho con los animales, sospecha.
Visitar un “santuario” de Tigres
Tigre en el Templo del Tigre en Kanchanaburi, Tailandia. Fuente: Yogoyo
Honestamente ¿no te parece raro que puedas ir a un lugar donde hacerte un selfie acariciando un tigre sin que esto suponga un peligro para tu integridad física? Al final, son animales salvajes e impredecibles. Pues los motivos que esconden el hecho de que tú puedas visitar este tipo de lugares de forma segura, comúnmente llamados “santuarios”, recae en su maltrato. Cuando son todavía unas crías, los tigres son apartados de sus madres y, muchas veces, drogados para garantizar su sumisión. Su cautividad implica que vivan en jaulas diminutas y encadenados a un suelo de cemento toda su vida. No podrán correr, saltar, jugar y vivir en libertad como merecen.
Una investigación conducida por Care for the Wild International (CWI) reveló casos horribles de tráfico y abuso animal en el, ya cerrado, famoso Templo del Tigre en Kanchanaburi, Tailandia. La investigación reveló que los tigres eran drogados, encadenados al suelo por el cuello, les cortaban tendones de las piernas, les removían los colmillos y eran frecuentemente humillados, agredidos, pisoteados y arrastrados por la cola para estar en posturas agradables en la foto para el/la turista. Además, hallaron 40 crías de estos felinos en un congelador supuestamente para venta, aunque no quedó claro. Lamentablemente, cerrar este templo no es la solución ya que estas crueles prácticas siguen siendo usadas en varios centros de tigres en varios lugares de mundo.
Alternativa: Ver un tigre salvaje correteando en su hábitat natural, en uno de los parques nacionales en Asia u otros grandes felinos en África, por ejemplo, respetando siempre las reglas del parque.
Abrazar un Orangután
Orangutanes abrazados. Fuente: Flickriver
Estos bellos primates pelirrojos están tristemente en peligro de extinción y ver alguno de ellos de cerca es un sueño para muchos/as viajeros/as. Lamentablemente, donde hay sueños viajeros queriendo ser cumplidos, hay oportunidades de negocio y redes de tráfico y maltrato detrás. Aparte de quedarse sin hábitat (la deforestación para plantaciones del aceite de palma están poniendo en peligro no solo la vida de estos primates sino también la de otras especies), los orangutanes también tienen que lidiar con la caza furtiva que les persigue en cada refugio que encuentran. Algunos son mantenidos en cautiverio para ser usados como mascotas, otros para entretenimiento turístico, donde alteran sus hábitos (les alimentan en lugares específicos para que en el trekking por la jungla aparezcan “por sorpresa”) y hasta les maltratan. Por supuesto, el contacto con los orangutanes está prohibido (existen enfermedades que se transmiten de nuestra especie a la suya y viceversa) pero esto no es respetado en varios centros turísticos, con lo cual cuando veas una foto de alguien abrazado a un orangután ya sabes qué hay detrás.
Alternativa: Si quieres ver estas personitas de la jungla en libertad (en bahasa, orangután significa literalmente ‘persona de la jungla’) te recomiendo visitar Ketambe, un pueblo al norte de la isla de Sumatra (Indonesia) desde el cual vas caminando al Parque Nacional Gunung Leuser donde podrás tener la sorpresa de ver a alguno uno de estos encantadores primates de cerca. ¡Yo finalmente pude ver a cuatro! En la misma isla hay otro lugar más famoso donde verlos, Bukit Lawang, aunque no os lo recomiendo dado que ahí ya se encuentran en semi libertad. También puedes contemplar la posibilidad de visitar uno de los centros de rehabilitación que existen en Borneo (infelizmente todavía necesarios) como Sepilok o Semenggoh, donde, además, aprenderás bastante sobre ellos.
Nadar con el gran Tiburón Ballena (en Oslob)
Un turista tocando con el pie a un tiburón ballena, en Oslob. Fuente: Mochila al paraíso
Si tu próximo viaje es a Filipinas, probablemente nadar con un tiburón ballena esté en tus planes y Oslob, en la isla de Cebú, sea el sitio que has encontrado para hacerlo ya que, aparte de famoso, te garantizan ver a este inofensivo gigante de los mares sí o sí. Espero que después de leer estas líneas cambies de idea. Resulta que esta popular actividad turística en Oslob no es ni responsable ni sostenible y el hecho de que garanticen que verás el pez más grande del mundo no se debe a condicionantes naturales.
Los tiburones ballena son atraídos hasta Oslob porque les alimentan con una pasta de marisco seco que no es su alimentación natural – el plancton- y por ello caen muchas veces en desnutrición. El hecho de que les alimenten implica, además, una alteración de su comportamiento y del ecosistema. Si el tiburón deja de sentir la necesidad de migrar en búsqueda de plancton puede desembocar en un bloqueo biológico y reproductivo. Además, al interactuar de forma no natural con varios turistas (no es que te encuentres a uno buceando, si no que de repente un tiburón se ve rodeado de 10 barcos llenos de turistas), el tiburón ballena se hace daño con los turistas torpes (que no respetan la distancia y las reglas de no tocarle) e incluso con las hélices de los barcos, al asociarlos a comida y perderles el miedo. ¿Listo/a para borrar Oslob de tu lista?
Alternativa: Si haces buceo, seguramente esa inmersión en la que, sin contar con ello, veas a esta belleza nadando a unos metros de ti sea una experiencia que no olvidarás nunca (podrá incluso pasar haciendo snorkelling, aunque es menos probable). Además será la forma más respetuosa de hacerlo ya que él pasaba por ahí y tú lo observas respetando su espacio. Otra alternativa es también en Filipinas, en Donsol (Legazpi), donde puedes ver al pez más grande del mundo durante los meses de Febrero y Marzo (cuando migra por ahí en búsqueda de plancton) sin que nadie influya en su comportamiento. Sea donde sea que tengas la posibilidad de tener un encuentro con este bello pez, certifícate de que no le causarás ningún daño.
Consumir café de civeta y visitar sus instalaciones
Una civeta enjaulada. Fuente: Eluxe Magazine
Otra actividad muy común, sobre todo en el Sudeste Asiático, es consumir el famoso kopi luwak (café de civeta) en las instalaciones que lo producen. Detrás de una taza de este café se esconde una cruel explotación animal ya que estos granos de café se obtienen a través de su metabolismo. Estos bellos animales, las civetas, son enjaulados, privados de la compañía de sus congéneres en muchos casos y mal alimentados ya que se les atiborra a frutas rojas maduras de café (parte esporádica de su alimentación, junto con insectos, pequeños mamíferos y otras frutas) llevándoles a depresiones y comportamientos neuróticos que conducen en muchos casos a su muerte.
Las frutas de café, tras pasar por su intestino, son expulsadas entre sus heces, parcialmente digeridas. Al parecer las enzimas presentes en el estómago de estos pequeños animales confieren un sabor especial a los granos de café, modificándolos. ¿Asqueroso? Pues no para mucha gente ya que su consumo va ganando adeptos y se ha extendido mucho sobre todo en Japón y Estados Unidos. He visto anunciadas visitas a las instalaciones de este cruel café en mi paso por Indonesia (Java, Bali, Sumatra), Filipinas, Vietnam y Timor Oriental pero están extendidas por otros países como India. También puedes contribuir para evitar esta crueldad desde casa ya que encontrarás este famoso (y caro) café a la venta como una delicatessen en estanterías de varios locales de tu ciudad. Di no.
Alternativa: Consumir otros deliciosos cafés a la venta que no llevan el sello de esta explotación animal.
Nadar con Delfines
Nadando con delfines. Fuente: PETA
Alternativa: No comprar una entrada para uno de estos parques acuáticos que mantienen cetáceos en cautividad para espectáculos, ni, por supuesto, nadar con ellos. Lo ideal es observar a los delfines en su hábitat natural en sitios como Tonga, Australia, Estados Unidos, Asia (los vi mientras buceaba en Sumatra) o incluso en España y Portugal (en la región de Setúbal hay muchos delfines que nadan por el río Sado y en las aguas de las islas Azores habitan muchos cetáceos). Seguro que hay mares cerca de tu casa con delfines nadando en sus aguas. Podrás incluso nadar con algún delfín salvaje: si a él le apetece, se acercará a ti. 🙂
Ver espectáculos de monos
Un mono en una bicicleta. Fuente: The Huffington Post UK
Alternativa: No sacar fotos ni unirse a la multitud de estos espectáculos callejeros con monos. La probabilidad de que veas a varios monos en libertad en algún paseo por la jungla de ese país del sudeste asiático donde vas a pasar tus vacaciones es muy alta. Puedes, también, visitar uno de los centros de rehabilitación para monos que existen en algunos países asiáticos.
Visitar una granja de cocodrilos
Alternativa: No visitar estas granjas, no comprar productos hechos con su piel ni consumir carne de cocodrilo que perpetúa y extiende la existencia de dichas granjas.
Ver espectáculos de serpientes
Espectáculo de cobras en India. Fuente: Little Grey Box
Alternativa: No sacar fotos, no unirse a espectáculos callejeros ni pagar para entrar en granjas de serpientes . Dejar a las serpientes en paz y no promover su maltrato. 😉
Sujetar Tortugas
Una turista sujetando a una tortuga. Fuente: The Huffington Post UK
Dada la baja tasa de supervivencia al nacer, las muertes causadas por la contaminación (por ingestión de plásticos) o por el ahogamiento en las redes pesqueras, ¿de verdad quieres contribuir a una muerte más por una foto? Las tortugas son tímidas por naturaleza así que el hecho de que la cojas en tus manos les produce tal pánico que mueven tan rápido las aletas que se pueden fracturar. En otros casos, son los propios turistas que se asustan con su movimiento (sobre todo los más pequeños) y las dejan caer lo que puede romper su caparazón y conducir la tortuga a la muerte.
Alternativa: Respetar el mundo marino en general. Observa, no toques.
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