1) ¿Qué tan factible es que se cumpla la promesa de Putin? Todos los Estados nucleares saben que el uso de este tipo de armas abre la puerta al escenario de "Destrucción Mutua Garantizada". A diferencia de otras armas, los Estados no pueden permitirse hacer uso de este recurso sin esperar que el resto de países recurran a una respuesta similar o mayor. Por eso Putin sabe que sería su respuesta de última instancia, potencialmente representando la destrucción de su propio país
2) Rusia tiene más armas
nucleares que el resto de países nucleares. De acuerdo al SIPRI, Rusia tiene
5 580 cabezas nucleares; 536 más que Estados Unidos. No obstante, ambos
países tienen 1 770 cabezas nucleares desplegadas. Es más, estos números
responden más bien a una cuestión simbólica, pues no se requiere el uso total
del arsenal para provocar un daño que no solo inhabilitaría las capacidades
militares del enemigo, sino que destruiría por completo al otro Estado (y al
mundo)
3) La guerra en Ucrania ha
demostrado serias falencias de la tecnología rusa. Mucha de la tecnología rusa
proviene del período soviético y su desempeño ha demostrado ser inferior al de
sus contrapartes occidentales. ¿Significa esto que todo el arsenal ruso es
obsoleto? No, pero es una consideración a tomar en caso de optar por hacer uso
de armas nucleares, pues el despliegue de las cabezas nucleares podría ser más
lento que el de sus contrapartes occidentales.
4) ¿Hay garantías de que otros
países nucleares se sumen? Del lado occidental es casi seguro que los vínculos
de la OTAN obliguen a Estados Unidos, Francia y Reino Unido a participar de
cualquier respuesta a un ataque ruso. Por otro lado, los cada vez más fuertes
lazos entre la Federación Rusa y Corea del Norte podrían provocar que Pyongyang
se una. Sin embargo, desde el lado de China no hay obligaciones (al menos
abiertamente socializadas) que garanticen su participación.
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