Desde siempre se han publicado noticias falsas. Desde siempre. La diferencia es que con internet ahora se han sistematizado.
Las noticias falsas sólo tienen dos orígenes: un error del
periodista, que con posterioridad puede y debe reconocerse, o como fruto
de la malicia, la peor de las armas que puede utilizar un informador.
Los malvados de la información han tardado años en
apercibirse del daño que podían causar si se dedicaban sistemáticamente a
escribir falsedades sobre sus adversarios. Esa sistematización de la
maldad nos ha llevado a las fake news.
Pocas veces se ha explicado tan bien en qué consiste una
cadena de fake news como en la última temporada de la serie Homeland.
Un malvado director de la CIA y un informador corrupto crean una
redacción secreta en las afueras de Washington DC con un par de
centenares de expertos web. Se trata de una factoría de fake news para
destrozar políticamente a la presidenta electa.
Esa redacción del mal se dedica a fabricar rumores,
noticias falsas, manipular vídeos, y con millones de cuentas anónimas de
Twitter y valiéndose de YouTube y Facebook se dedican a calumniar
impunemente a la víctima.
Fue chocante la escasa polémica que levantó la noticia de
que el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, reconociera que
había pagado a un informador 300.000 euros para que este colgara en
internet noticias que tenían como objetivo presionar a entrenadores de
su propio equipo y también a los árbitros. Quizá no hubo polémica porque
todas las noticias eran veraces…
Las fake news son un cáncer social y luchar contra ellas
es difícil. En un momento en que las pantallas acaparan la atención
constante de miles de millones de personas, hay que luchar sobre todo
para que estas no permanezcan eternamente colgadas en la red para
regocijo de los maliciosos.
Prohibir tuits anónimos parece ser una vía rápida para
evitar linchamientos, otra vía sería que Google eliminara las noticias
maliciosas después de analizar las denuncias y no sólo teniendo en
cuenta la autorización del pecador para que una fake new sea
descolgada.
Las redes sociales son redes humanas y en ellas se vuelcan
todas nuestras miserias. Hay que regularlas como se ha hecho siempre en
el mundo de la prensa. Escuchando las partes y tomando decisiones
judiciales. Pero eso hoy en día parece imposible.
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