(CNN) — Un drone biodegradable que se disuelve
después de ser usado, sin dejar rastro de que alguna vez existió, puede
parecer algo de una película de James Bond, pero en realidad la NASA y
un equipo de investigadores están construyendo uno.
El drone, el cual está hecho de una sustancia que combina fibras de
hongos y saliva de avispas de papel clonadas, podría parecer un cartón
de huevos que es propulsado por hélice, pero sus diseñadores dicen que
tiene la capacidad de volar en áreas ecológicamente sensibles sin dejar
mayor rastro.
Lynn Rothschild, la desarrolladora de
la NASA que dirige a los estudiantes de Stanford-Brown-Spelman que
trabajan en el proyecto, dice que el drone podría fabricarse para que
desaparezca con el simple hecho de dejarlo caer en una corriente o
charco.
Ella dijo que su interés en los vehículos aéreos no
tripulados (UAV, por sus siglas en inglés) surgió cuando trabajó en
áreas ambientalmente sensibles en su grupo "Ciencias de la Tierra" de la
NASA. "Regularmente, los UAV se pierden; por ejemplo, en los arrecifes de coral o en otros hábitats sensibles", dijo en una entrevista con el equipo del proyecto.
"Cuando empecé a oír de esto, pensé: 'Bueno, ¿no sería útil si el UAV
fuera biodegradable? Así, si se estrellara en algún lugar que fuera
sensible, no importaría si se disuelve".
La sustancia parecida al hongo y que es conocida como micelio, la
cual constituye el chasis del drone, ha sido aclamada como el nuevo
plástico, un plástico que tiene la ventaja de degradarse rápidamente.
El equipo cultivó "cuero" de celulosa para cubrir la estructura
fúngica de la aeronave y luego cubrió las láminas con proteínas
procedentes de la saliva de las avispas de papel, un material resistente
al agua que los insectos utilizan para cubrir sus nidos.
Los circuitos están impresos con tinta de nanopartículas de plata en
un esfuerzo por hacer que la máquina sea tan biodegradable como sea
posible.
A pesar de una fuerte preponderancia de partes biológicas, el equipo dijo que el proyecto tenía sus límites.
"Definitivamente existen partes que no pueden ser reemplazadas por la
biología", dijo Raman Nelakanti de la Universidad de Stanford.
En su primer vuelo corto en la competencia International Genetically Engineered Machine en Boston, el equipo utilizó una batería estándar, un motor y hélices para hacer volar el drone.
Sin embargo, el equipo está trabajando en la fabricación de otras
piezas biodegradables y está estudiando cómo construir sus sensores con
bacterias modificadas de E. coli, la bacteria más comúnmente encontrada
en los intestinos de los seres humanos y los animales.
El equipo dijo que a la larga el drone podría ser enviado a áreas de
las que podrían no esperar que regrese, como en el caso de los incendios
forestales o accidentes nucleares; éste enviaría datos, pero nunca
regresaría.
Aunque las piezas podrían degradarse de forma natural, el equipo
también hizo experimentos con enzimas que ayudarían al drone a
autodestruirse, desintegrándose con el impacto.
Crear un drone que no contamina el ambiente ha sido otro reto para el equipo.
"Si tienes organismos vivos que funcionan como biosensores y el avión
se estrella, ciertamente podría haber problemas cuando el avión
interactúe con el medio ambiente", dijo Rothschild.
"Se espera que la gente considere esto con anticipación y que lo diseñe de manera que esto nunca se convierta en un problema".
"Por ejemplo, al momento del impacto, las células podrían morir. O
las células podrían ser atenuadas. Existe todo tipo de procesos para
evitar que se contamine el medio ambiente. Pero para mí, esa es la mayor
preocupación en cuanto a un vehículo aéreo no tripulado: tener seres
vivos en un UAV".
Los drones siguen revolucionando el panorama actual. Mientras se
discute como legislar su uso (institucional y particular) vemos como
siguen llegando nuevos modelos de estos dispositivos voladores.
Ahora llega un drone hecho principalmente de hongos capaz de
desintegrarse en el momento que fuera necesario, destruyendo cualquier
evidencia de haber estado realizando actividades de espionaje. Ha sido
desarrollado en el NASA Ames Research Center y el principal material utilizado es micelio (aparato vegetativo de los hongos que les sirve para nutrirse y está constituido por hifas).
Obviamente, necesita que algunas partes estén fabricadas en otros
materiales (motor, etc.) pero la mayor parte del dispositivo es capaz de
desaparecer sin dejar evidencias. A este tipo de creaciones se les
llama “diseño ecovativo“, una especie de plástico biodegradable que tiene un impacto menos negativo en el planeta.
El equipo de investigación ha dejado ha dejado en su página web todo el proceso de creación, pudiendo descargar algunos archivos relacionados con drones (chasis, etc.) e imprimirlos en 3D.
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