Uno de
los alimentos más populares a nivel mundial es el huevo. Es considerado un
alimento fundamental dentro de la canasta básica y dieta de las personas, al
ser una excelente fuente de proteína.
Existen
mucho mito alrededor de este producto, entre los que destacan si el huevo se
debe lavar o no cuando tiene suciedad, al igual que la forma de almacenar este
producto.
Existen
diferentes métodos para adquirir estos productos, dependiendo del sitio o país
dónde vivas. Bien pueden ser huevos directos de un gallinero, comprados a
granel antes de refrigerar u obtener los blanquillos del centro comercial,
dónde comúnmente, ya estuvieron expuestos a refrigeración.
El
verdadero dilema surge cuando las personas llegan a su hogar y no saben la
mejor manera de almacenar este producto de origen animal, para mantenerlos en
perfecto estado y de ser posible, prolongar su tiempo de vida útil.
De acuerdo con
los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), «los huevos son
uno de los alimentos más nutritivos y económicos que nos ofrece la naturaleza,
pero pueden causar enfermedades si no se manipula y cocinan de manera adecuada.
Esto se debe a que los huevos pueden estar contaminados con salmonella, una
bacteria que enferma a las personas»,
Ante esta
incertidumbre siempre se han proclamado dos posturas, las personas que aseguran
que los huevos deben ir dentro de la nevera, en el espacio destinado en la
puerta y los que opinan lo contrario, argumentando que los blanquillos se deben
albergar en la típica rejilla en forma de gallina y no se deben meter por
ningún motivo al refrigerador.
¿Debería
guardar los blanquillos en el refrigerador o no?
El
Consejo Argentino sobre Seguridad de Alimentos y Nutrición advierte que
los blanquillos, en efecto, deben de colocarse dentro de la nevera para
mantenerlos fresco y prolongar su tiempo de vida.
Otra de
las ventajas de exponer los huevos al frío de la nevera es impedir la
proliferación de microrganismos presentes en el cascarón.
Existen
países donde resulta fundamental refrigerar los huevos y en un artículo del
Departamento de Agricultura de Estados Unidos se explica que el almacenamiento
de los huevos dependerá de su procedencia.
Esto es
debido a qué, con el fin de evitar enfermedades relacionadas a los
microorganismos que se encuentran fuera del huevo, la industria productora
decidió someter los blanquillos a un proceso de lavado y refrigerado. Países
como Canadá, Japón y Escandinavia, también llevan a cabo esta práctica.
Otros
países consideran que esta no es la mejor manera de prevenir enfermedades como
Salmonella, puesto que cuando las gallinas ponen los huevos, estos cuentan con
una cutícula o capa protectora que impide el ingreso de patógenos al interior
del cascarón (el cual es permeable) y al momento de lavar, se retira esta capa,
dejando expuesto el alimento a las bacterias; obligando así a los usuarios a
mantener el producto en refrigeración.
Sin
embargo, cuando los huevos no se encuentran refrigerados en los supermercados o
puntos de venta es mejor mantenerlos a temperatura ambiente, evitando romper
esta capa protectora y porosa que al humedecerse permitiría que cualquier
contaminación del exterior pase al interior.
Así que,
básicamente su almacenamiento dependerá de dónde provengan los blanquillos,
pero de ser refrigerados te dejamos unos tips para prolongar su tiempo de vida.
No los
guardes en la puerta
Aunque no
lo parezca, estar abriendo constantemente la puerta del frigorífico propicia el
cambio de temperatura e ingreso de humedad del exterior. Mejor colócalo en un
anaquel interior con temperatura estable.
Recipiente
hermético
Recuerda
tener en cuenta bajo que circunstancias se pueden lavar los huevos, por lo que
se recomienda que su almacenamiento se lleve a cabo dentro de un recipiente que
cuente con tapa para evitar la humedad y la contaminación cruzada con otros
alimentos.
Papel
absorbente
Este
material se debe colocar debajo del recipiente que utilices para almacenar los
huevos. Con este sencillo truco asegurarás eliminar cualquier tipo de humedad
que pueda comprometer la integridad de tus blanquillos.
Si optas
por no refrigerarlos, asegúrate de almacenar en un lugar fresco y ventilado
para disminuir la acumulación de humedad y cambios bruscos en la temperatura.
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