Queremos compartir con los lectores
de este blog, especialmente los más jóvenes, las palabras de Rafael
Correa en la inauguración del 18 Festival Mundial de la Juventud y los
Estudiantes. Correa es uno de los presidentes latinoamericanos de
nuestro tiempo más preclaro, revolucionario y antiimperialista.
Entrañable amigo de Cuba. Leer estas palabras es muy emocionante, pero
haber tenido la oportunidad de escucharlo directamente bajo un
torrencial aguacero lo fue aún más)
Bueno, un abrazo solidario, fraterno a
todas y a todos, y ¡que vivan los jóvenes del mundo entero! ¡Que vivan
los jóvenes de nuestra patria, la patria grande y del planeta!
El clima no nos ha acompañado, pero el calor humano, la alegría vencerán cualquier adversidad climática.
Les damos un abrazo fraterno a esta tierra de la mitad del mundo, donde el sol cae verticalmente.
¡Bienvenidos al país megadiverso más
compacto del planeta, donde creemos en la juventud, en los recambios
generacionales, en todas las formas de equidad: la equidad etaria, la
equidad étnica, la equidad de género, la equidad regional, por supuesto,
la equidad económica, donde incluso trabajamos día a día,
revolucionariamente por la justicia, por la paz, por combatir los
imperios y tal vez al imperio más eficaz que jamás haya existido, que no
se expresa en botas, en misiles, en balas, se expresa en dólares, es el
imperio del capital!
Jóvenes, esta es su casa. Creemos en la
libre movilidad de los seres humanos; creemos en la ciudadanía
universal. Somos un país que ha eliminado las visas de ingresos.
¡Todos son bienvenidos a esta que también es su patria! ¡Aquí los
recibimos con los brazos abiertos, la sonrisa amplia y la frente en
alto!
Coincidentemente, el último Festival
Mundial de la Juventud y de los Estudiantes fue en esa querida
Sudáfrica, patria de ese extraordinario, inmenso ser humano Nelson
Mandela, que nos acaba de dejar físicamente, pero su legado es
imperecedero. Nelson nos decía: Si yo tuviera el tiempo en mis manos,
haría lo mismo otra vez. Esa es la verdadera felicidad, haber sido
coherente con nuestros principios, haber vivido consistentemente con
nuestras ideas; de nacer nuevamente, hacer exactamente lo mismo.
Nos enseñó el gran Nelson que a los que buscamos la justicia y la paz, nos debe mover el amor, jamás el odio.
Muchos consideran la paz solamente como
ausencia de guerra. En el siglo XXI la paz es sobre todo presencia,
queridos jóvenes, presencia de justicia, presencia de desarrollo. Paz
sin justicia es sencillamente pacificación. La insultante opulencia de
unos pocos en América Latina al lado de la más intolerable pobreza, son
también balas cotidianas en contra de la dignidad humana.
Hoy todos rendimos tributo al inmenso
Nelson Mandela. ¡Qué bueno! Pero, ¡prohibido olvidar! Jóvenes, a
mirar el futuro sin olvidar y aprendiendo el pasado. Tan solo hasta el
año 2008 Nelson Mandela todavía contaba en la lista de terroristas de
Estados Unidos. Veintisiete años preso por supuestamente romper la paz
en Sudáfrica; la paz, la paz de los sepulcros probablemente, la paz
oprimiendo a las inmensas mayorías por tener diferente color de piel.
Prohibido olvidar cómo los verdaderos
buscadores de la paz, la paz verdadera, la que se sustenta en la
justicia han sido acusados incluso de terroristas. No podrá haber paz
sin justicia.
La superación de la pobreza, queridos
jóvenes, es el mayor imperativo moral que tiene el planeta, ya que por
primera vez en la historia de la humanidad la pobreza no es fruto de
escasez de recursos o de factores naturales, de las grandes hambrunas,
como en la Edad Media, sino que es fruto de sistemas injustos,
excluyentes.
Gandhi decía: La pobreza es la peor
forma de violencia y luchar contra esa pobreza significa procesos
políticos. Esto no se va a remediar con caridad, con buen corazón, con
benefactores, sino con cambios de estructuras, con cambio en la relación
de poder. Todo está en función del más poderoso, todo está en función
del gran capital.
Estos sistemas perversos, un mercado a
ultranza, el neoliberalismo, no son determinismos históricos, no son
leyes naturales, son estructuras impuestas por las relaciones de poder
en función de los poderes dominantes; en consecuencia, se trata de una
lucha política, cambiar estos sistemas perversos, lograr la justicia y
así vencer la pobreza, queridos jóvenes (Aplausos).
Y para aquellos que como no tienen de qué
más acusar a gobiernos revolucionarios progresistas que buscan, a
través de procesos políticos, legítimos, cambiar esa injusta relación de
poderes, como no tienen de qué más acusarnos, nos acusan de romper la
libertad. Nos quieren robar conceptos tan sublimes como el de libertad a
todo gobierno progresista en América Latina, Venezuela, Ecuador,
Bolivia, Nicaragua, Cuba, Argentina. No pueden dudar de nuestra
honradez, no pueden dudar de nuestra autenticidad, no pueden dudar de
nuestros compromisos y se meten con conceptos intangibles, sublimes,
compartidos por todos, como el de libertad.
¡Que entiendan bien: no puede haber
libertad sin justicia! No solo aquello, en regiones tan desiguales como
nuestra América Latina, solo buscando la justicia lograremos la
verdadera libertad (Exclamaciones).
Queridos jóvenes, me gusta mucho
encontrarme con los jóvenes y en cada encuentro siempre comienzo con
esta pregunta: ¿Quién es más joven, ustedes o yo? Para algunos chicos
de 16, 18, 20, 25 años, les parecerá un absurdo esta pregunta, ya que
soy ya cincuentón; pero, queridos jóvenes, la juventud no es solamente
una edad cronológica, es un estado del alma. Serán jóvenes mientras
luchen por la justicia, mientras tiemblen, como lo hacía el Che, contra
cualquier injusticia a cualquier ser humano, mientras no toleren lo
intolerable, no acepten lo inaceptable, mientras no se dejen domesticar,
mientras se preparen a conciencia con responsabilidad no a ocupar un
puestito en la sociedad, sino a transformar una sociedad nacional
latinoamericana, planetaria, que todavía es tremendamente injusta.
Alguna vez, a un querido jesuita, cuando
tenía su edad, 20, 22 años, le pregunté: ¿Qué consejo me puede dar para
la vida? Y como un viejo sabio, me dijo automáticamente: Ver claro,
sentir hondo y obrar recio. ¡Ver claro! Atentos, queridos jóvenes, hay
muchos peligros, nos quieren confundir, nos quieren desinformar, nos
quieren manipular. ¡Atentos!, que hay muchos que hablan nuestro mismo
lenguaje y con ellos quieren manipular a la juventud.
Nuestros mayores opositores para estos
procesos progresistas en América Latina no es la derecha que ha
colapsado, es una supuesta izquierda radical, que en verdad es una
izquierda boba, infantil, la mejor cómplice de la derecha, la izquierda
del todo o nada, y con eso es la más funcional al statu quo.
Y hablan de cosas que les encantan a los
jóvenes y que, por supuesto, compartimos, como el ecologismo; pero no
ese ecologismo infantil de no utilizar nuestros recursos, de dejar que
nuestra gente se muera de hambre sentada en minas de oro. Imagínense
ustedes el proceso venezolano, la Revolución Bolivariana sin petróleo.
Imagínense ustedes el proceso boliviano, liderado por ese extraordinario
compañero, Evo Morales, sin minería. ¡Basta de tanto infantilismo! A
rechazar eso que raya en la insensatez, en la irresponsabilidad, que no
resiste el menor análisis y muchas veces se habla desde la izquierda.
El imperativo moral de nuestro tiempo es
vencer la pobreza. Sacrificar a los pueblos en el altar de los
contaminadores mundiales es simplemente irresponsable.
Nos hablan de derechos humanos, pero de
sus derechos. Y aquí en América Latina tenemos una Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, aunque no lo crean nuestros hermanos
de otros lares, nada más y nada menos que con sede en Washington;
comisión que se sustentan en la Convención Interamericana de Derechos
Humanos o el Pacto de San José, y Estados Unidos no ha ratificado el
Pacto de San José. Hagan las vueltas que hagan, eso solo tiene un
nombre: ¡Neocolonialismo! (Exclamaciones) Y Ecuador, esta América
Latina, ya no van a aceptar más neocolonialismo.
Las dobles morales son impresionantes.
Hace unos días 15 organizaciones que no representan a nadie fueron
recibidas en Washington para acusar al gobierno del Ecuador —tenemos más
acusaciones que la dictadura de Pinochet, imagínense—; pero no dicen
nada de ese bloqueo criminal a Cuba, el mayor atentado a los derechos
humanos, que destroza la Carta Interamericana (Exclamaciones).
¿Para qué sirve la OEA si sostiene la
hipocresía de callar ante ese colonialismo descarado en pleno siglo XXI,
como es las Malvinas, propiedad, entre comillas, de una metrópoli a más
de 11 000 kilómetros de distancia? (Exclamaciones) Las Malvinas no
solo son argentinas, son latinoamericanas, queridos jóvenes
(Exclamaciones).
Nos hablan de libertad de expresión, pero
de su libertad de expresión, representada en una CNN defensora del
sistema del capital. ¡Que nadie se engañe, queridos jóvenes! La
información como mercancía, el sistema capitalista de información, ese
derecho generado por negocios privados con fines de lucro, no es
libertad de expresión, no es libertad de prensa, tan solo es libertad de
empresa.
Desde que se inventó la imprenta, la tan
cacareada libertad de prensa no es otra cosa que el capricho, la
voluntad del dueño de la imprenta. ¡A no dejarnos engañar con conceptos
que todos compartimos, que suenan muy bonitos pero que en la práctica
han sido secuestrados por los grupos de poder!
A todo eso y sobre todo eso discutir en
este encuentro. Ver claro para no dejarnos engañar, confundir. Sentir
hondo, actuar con amor, no por odio; con compromiso, con solidaridad,
como dice el lema de este encuentro, como nos lo enseñó el Che, como nos
lo enseñó el gran Nelson Mandela, pero como también nos lo enseñaron el
gran Néstor Kirchner y el entrañable Hugo Chávez Frías. Y obrar recio,
eso que se le olvidó a la izquierda muchas veces, no solo querer, hay
que saber el camino, hay que actuar con eficiencia, con eficacia, con
contundencia.
¡A prepararnos, queridos jóvenes! El voluntarismo incompetente ha hecho más daño en América Latina que la mala fe.
¡A buscar la cultura de la excelencia, a
crear talento humano para sacar adelante a nuestros países, la patria
grande, el planeta entero!
Tenía mucho que decirles, lastimosamente
el clima no nos ha acompañado. Quería de todos modos aprovechar este
encuentro para que discutan, para que sean reproductores de este
mensaje; para que extiendan este mensaje a través del mundo entero: la
lucha de un país pequeño, pero inmenso en dignidad, en soberanía contra
los abusos, la corrupción de una trasnacional como Chevron,
transnacional que destruyó nuestra selva amazónica, perdió un juicio
legítimo y hoy ha desastado una campaña a nivel mundial para
desprestigiar al país. Escogieron el peor país que pudieron buscar,
porque aquí encontrarán dignidad, soberanía y, sobre todo, el arma más
letal que se haya inventado en la historia de la humanidad para
enfrentar tanto abuso, tantos millones, tanta deshonestidad, tanta mala
fe, esa arma se llama la verdad.
Ojalá puedan visitar nuestra selva
amazónica y meter las manos en las piscinas contaminas de Chevron.
Veinte años después de que Texaco y Chevron dejó el país, todavía
sacarán la mano negra de brea, negra de petróleo: ¡Esa es la mano sucia
de Chevron!
Queridos jóvenes: ¡A luchar por un mundo
más justo! ¡A luchar por un mundo sin imperios, y, sobre todo, a luchar
contra el imperio más nefasto que haya enfrentado la humanidad, el
imperio del capital!
¡Todo está en función del capital! Ese
es para mí el más importante desafío de la izquierda moderna, de la
humanidad entera: la supremacía del ser humano sobre el capital, la
supremacía de las sociedades sobre el mercado.
No podemos caer en el error del
socialismo tradicional: negar el mercado. El mercado existe, pero una
cosa es sociedades con mercado y otra cosa es sociedades de mercado,
donde la propia sociedad y las personas se convierten en una mercancía
más.
¡A luchar por la supremacía de los seres humanos sobre el capital!
¡A luchar por la supremacía de las sociedades sobre el mercado!
¡A luchar por el cambio en las relaciones
de poder, para que este mundo sea dominado por las ciudadanas y
ciudadanos del planeta!
¡A luchar por una globalización con
rostro humano que busque una sociedad planetaria, no tan solo un mercado
mundial! ¡Que busque ciudadanos del mundo no tan solo consumidores
globales! ¡A luchar por un mundo más justo! Lamentablemente el orden
mundial actual, no solo es injusto, es inmoral.
Los dobles estándares cunden por doquier,
y como decía Trasímaco, hace más de 2 000 años en los diálogos de
Platón, la justicia es tan solo la conveniencia del más fuerte.
Sabemos que este injusto orden mundial no
lo podemos cambiar desde un país pequeño como Ecuador, ese es uno de
los grandes errores de la izquierda boba, de la izquierda infantil.
Sería suicida, como dice ese gran pensador Álvaro García Lineras,
vicepresidente boliviano, que países como Bolivia, como Ecuador queramos
cambiar la división internacional del trabajo. ¡Pero ustedes, jóvenes
del mundo, unidos pueden cambiar ese orden mundial! ¡Prepárense a tomar
pronto el poder político y dejar para el presente y el futuro, para los
hijos de nuestros hijos, un mundo más humano, un mundo más justo, un
mundo más solidario, un mundo socialista!
¡Bienvenidas y bienvenidos a esta tierra que también es su tierra!
¡Que vivan los jóvenes del mundo! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Que viva el socialismo! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Que viva el Planeta, la humanidad, un mundo de los seres humanos! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
Los esperamos, atendemos, recibimos con
los brazos abiertos.
Que sea muy provechoso este decimoctavo encuentro
mundial de jóvenes y estudiantes, y como decía ese gran latinoamericano
Ernesto Che Guevara: ¡Hasta la victoria siempre! (Ovación.)
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