miércoles, 13 de septiembre de 2017

La guerra fría en 7 minutos

Que buena  explicación de la geopolitica mundial en un video corto, tienes que verlo, el socialismo estuvo a un paso de dominar el mundo, pero las garras del capitalismo lo impidieron





La Guerra Fría es el periodo entre el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 y la caída de la Unión Soviética en 1991 que dividió al mundo en el bloque occidental capitalista, liderado por Estados Unidos, y el oriental comunista, encabezado por la URSS. Entre ambas superpotencias existía una tensión permanente, escalada por la carrera armamentista y el desarrollo de armas nucleares. Como temían destruirse, nunca llegaron a una guerra directa, pero sus enfrentamientos provocaron conflictos locales. 

Tanto Estados Unidos como la URSS intervinieron en la política interna de muchos países para reprimir a la disidencia, reforzar a sus aliados e impulsar golpes de Estado para expandir su influencia. Al mismo tiempo, se combatían a través de la propaganda ideológica y el espionaje a través de sus agencias de inteligencia, la CIA y la KGB.

La rivalidad de las dos superpotencias

La ruptura definitiva entre Estados Unidos y la URSS llegó en 1947. Entonces, resurgieron las desconfianzas que ya existían desde la Revolución rusa de 1917, cuando Estados Unidos apoyó a las fuerzas zaristas para expulsar a los bolcheviques del poder, y que se habían dejado de lado para luchar contra el nazismo. Europa estaba exhausta tras la Segunda Guerra Mundial, lo que generó un vacío de poder que aprovecharon Washington y Moscú, vencedores principales, para expandir su influencia y convertirse en las potencias económicas y militares hegemónicas.

Ante el temor de que las ideas socialistas y comunistas se extendieran en la Europa de posguerra, Estados Unidos presentó en 1947 el Plan Marshall, que pretendía apoyar la reconstrucción de Europa occidental para frenar a la URSS. Este plan se enmarcaba en la doctrina Truman, que determinó la política exterior del país durante la Guerra Fría. La doctrina Truman consideraba que el mundo estaba dividido en dos bloques irreconciliables, donde Estados Unidos defendía la democracia y la libertad frente a una URSS totalitaria y hostil a los valores occidentales, que suponía una amenaza a contener.

Esa estrategia estadounidense contrarrestó el crecimiento de los partidos comunistas en Europa occidental y estableció las bases de sus economías liberales. La respuesta soviética al Plan Marshall fue el Consejo de Ayuda Mutua Económica (Comecom), con el que buscaba promover la cooperación económica y comercial entre los nuevos países comunistas de Europa del Este.

Para la integración militar, el bloque occidental fundó en 1949 la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con el objetivo de protegerse de cualquier amenaza con medios políticos y militares. La URSS reaccionó en 1955 creando una alianza similar, el Pacto de Varsovia, y, como consecuencia, Europa acabó dividida en dos esferas de influencia separadas por el Telón de Acero, una frontera ideológica que llegó a materializarse en puntos como el Muro de Berlín. 

La Guerra Fría en el resto del mundo

La tensión aumentó con la crisis de Berlín en 1949 —que dividió Alemania en un país capitalista y otro comunista—, el final de la guerra civil china ese mismo año y el inicio de la guerra de Corea al siguiente. Además, la URSS probó con éxito su primera bomba atómica, lo que disuadió a Estados Unidos e instauró el temor a la destrucción mutua. Aunque hubo episodios de riesgo límite, como la crisis de los misiles en Cuba de 1962, se pudo evitar el enfrentamiento nuclear.

Sin embargo, las dos superpotencias se enfrentaron indirectamente en varios conflictos. Por un lado, en la guerra de Vietnam (1955-1975) se impusieron las fuerzas socialistas con el apoyo de la URSS, China y Cuba, dando un duro golpe a Estados Unidos. Por otro, en la guerra de Afganistán (1978-1992), los insurgentes islámicos fundamentalistas, los muyahidines, contaron con ayuda estadounidense para desgastar al régimen socialista y a los soviéticos hasta provocar su retirada.

Como respuesta a la tensión bipolar, India, Egipto, Indonesia y Yugoslavia impulsaron en 1961 el Movimiento de los Países No Alineados, que buscaba agrupar a los que no pertenecieran a ninguno de los dos bloques para asegurar su independencia de intereses extranjeros. El grupo sigue activo y actualmente representa a casi dos tercios de los miembros de la ONU, pero con la caída de la URSS perdió su sentido y, con ello, muchos apoyos.

La caída de la URSS trajo un cambio de época

La Guerra Fría terminó en 1991 con el fin de la URSS, que ya arrastraba décadas de dificultades. El inmovilismo político del presidente soviético Leonid Brézhnev le impidió responder con eficacia a la crisis del petróleo de 1973 y a las demandas políticas de finales de esa década. La pérdida de legitimidad interna, junto a la fallida intervención en Afganistán, erosionó el prestigio internacional de la URSS. Mientras, la Administración de Ronald Reagan reforzaba la capacidad militar de Estados Unidos.

Cuando el último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, llegó al poder en 1985, impulsó una serie de reformas liberalizadoras y democratizadoras que desencadenaron una oleada de revoluciones independentistas y anticomunistas en países del bloque oriental, encabezadas por la caída del Muro de Berlín en 1989, y que se extendieron a la propia Rusia. Finalmente Gorbachov renunció a su cargo y la URSS se disolvió en diciembre de 1991, abriendo paso a una época de hegemonía estadounidense.


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