Las últimas palabras de Salvador Allende, difundidas en vivo por Radio
Magallanes el 11 de septiembre de 1973, es una alocución histórica que
hoy pertenece al patrimonio cultural y político de la humanidad.
El 11 de septiembre de 1973 el cadáver de Salvador Allende salía por la puerta 'Morandé 80' del palacio de La Moneda,
la sede del Gobierno. Horas antes de cruzar esa puerta que utilizaban
los presidentes chilenos para sus idas y venidas fuera de protocolo, el
presidente electo se pegó un tiro en los instantes previos a que los
militares asaltasen su despacho durante el golpe de Estado del general Augusto Pinochet.
"Yo no voy a renunciar. Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo" dijo Allende en la radio ese día que ha quedado marcado en la historia de Chile.
Palabras dirigidas al pueblo que había elegido al socialista como
presidente tres años antes, en las elecciones de 1970. Allende sabía que
ese iba a ser su último discurso
Discurso histórico
"Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile...
Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo los oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición".
Santiago de Chile, 11 de septiembre de 1973.
Salvador Allende
Su caída suponía el fin de la democracia y el inicio de la dictadura que duraría hasta 1990.
Durante esos años se produjeron numerosas violaciones de derechos
humanos que dejaron miles de víctimas de tortura, ejecuciones y
desapariciones. Según los datos oficiales de la Comisión de Verdad y
Reconciliación murieron más de 3000 personas, de las cuales el número de detenidos desaparecidos se estima en más de 1200 personas.
El golpe de Estado, más de cuatro décadas después, todavía divide profundamente a la sociedad chilena y a la clase política.
Desde entonces, está abierto el debate sobre la necesidad de que
aquellos que tuvieron relación con el régimen de Pinochet pidan perdón.
Además, en los últimos años se han abierto acciones judiciales para
investigar casos de violaciones de derechos humanos ocurridos durante
esos años.
Tras aquel 11 de septiembre de 1973, la 'Morandé 80' fue clausurada
en la posterior reconstrucción de La Moneda, después de que los
militares golpistas bombardearan e incendiaran el palacio. En el aniversario de 2003 la puerta fue reabierta en un emotivo acto por el presidente Ricardo Lagos, uno de los ministros de Allende.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario