jueves, 12 de octubre de 2017

El hombre que mandó a matar a Jaime Roldós, Confesiones de un sicario económico


Un dia 24 de Mayo de 1981, fue asesinado Jaime Roldós Aguilera, el Presidente de los ecuatorianos. Previamente, recibió amenazas de multinacionales petroleras con asiento en Houston, Texas, así como hostiles señalamientos del gobierno de Ronald Reagan, indignado por su  política de derechos humanos y su firme condena a las dictaduras instauradas en el continente bajo el manto sangriento  del Pentágono y la CIA.

Simultáneamente, en el Ecuador la derecha bramaba contra el joven mandatario de orientación izquierdista, con León Febres-Cordero a la cabeza, convertido en abanderado de la conspiración que llevaban adelante aquellos que Roldós  motejó como “patriarcas de la componenda”. Muerto Roldós, subió a sentarse plácidamente sobre su cadáver el vicepresidente Osvaldo Hurtado Larrea, quien inició su ejercicio comprando a Israel una flotilla de aviones Kfir que Roldós se había negado a comprar, supuestos sobreprecios escandalosos.

El magnicidio en el que pereció el Presidente, su esposa Martha Bucaram Ortiz, el ministro de Defensa Marco Aurelio Subía, la esposa de este y los cinco tripulantes fue un atentado orquestado por la CIA, con la participación del narcotraficante panameño Manuel Noriega y la confabulación del alto mando militar ecuatoriano. Decadas después del horrendo crimen, ni concluyeron las investigaciones parlamentarias ni se sancionó a nadie.

Tampoco se investigó la extraña muerte o desaparición de campesinos de la zona donde el avión estalló en el aire, ni los sucesivos accidentes aéreos en que perecieron importantes oficiales de la FAE que cumplieron actividades clave ese fatídico día o se involucraron luego en las indagaciones, como el capitán Rodrigo Bueno y el mayor Sergio Bayas. El misterio y la impunidad encubren hasta hoy la macabra historia.

Muchos políticos y medios de comunicación han divulgado siempre desde entonces la versión del “accidente”,  con lo que se pretende desvirtuar el magnicidio. Por su parte, Jaime Galarza publicó al año del suceso, en 1982, su libro “Quiénes mataron a Roldós”,  un exhaustivo análisis del magnicidio, con documentos y testimonios irrefutables, que nadie ha podido desmentir; y lo hizo bajo amenaza y un juicio que luego lo entabló un tal Almeida Urrutia, ahora fallecido.

Cabe aquí una anécdota. Cuando el ex presidente Rafael Correa Delgado dejó el Ministerio de Economía, en la presidencia de Alfredo Palacio, fue invitado a un almuerzo en Machala, al que concurrió también Jaime Galarza. Como nota introductoria a la tertulia, el ex Presidente comentó: -Jaime, tú tienes razón con ese libro: Jaime Roldós fue asesinado.

-¿Por qué lo dices?

-Porque vengo de Estados Unidos. Allá leí el libro del norteamericano John Perkins “Confesiones de un gangster económico”, en el que sostiene que la CIA mató al presidente ecuatoriano. Esta convicción  de Rafael Correa no debería concluir allí. La Asamblea Nacional y las autoridades pertinentes deberían reactivar la investigación sobre el magnicidio, para que algún día se acabe la impunidad eterna que rige en el Ecuador desde la “Hoguera Bárbara”, y para que no se repita nunca mas
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RESUMEN EJECUTIVO DEL LIBRO


En su texto, John Perkins presenta un panorama claro de cómo Estados Unidos se convirtió en una de las naciones más poderosas del mundo, haciendo pronósticos económicos falsos en los países del Tercer Mundo y manipulando a sus líderes corruptos. 

Perkins fue contratado como economista por una compañía constructora con el fin de que convenciera a los países del Tercer Mundo a pedir cuantiosos préstamos al Banco Mundial y que, de este modo, quedaran endeudados durante años. Pero no sólo quedarían endeudados económicamente, sino que se les haría pagar la deuda a través de favores que beneficiarían a Estados Unidos, tales como: bases militares, votos favorables en las Naciones Unidas y acceso a los recursos naturales. 

Esta es la historia de John Perkins, un sicario económico. Un sicario económico Los sicarios económicos son profesionales muy bien remunerados que engañan a países de todo el mundo. Su trabajo consiste en desviar dinero a través de organizaciones como el Banco Mundial, la Agencia norteamericana para la ayuda Internacional (USAID) y otras agencias similares controladas por Estados Unidos, hacia grandes corporaciones y hacia un puñado de familias pudientes que controlan los recursos naturales. 

Las herramientas de estos sicarios incluyen reportes financieros fraudulentos, elecciones compradas, extorsión, sexo y asesinatos. Con esto, han convertido a Estados Unidos de una república respetable, en un imperio que infunde miedo. 

Aunque el sicariato económico no es un fenómeno nuevo, toma dimensiones preocupantes en estos tiempos de globalización. 1963-1971: Nace un sicario económico John Perkins no siempre estuvo acostumbrado a la vida de ricos y poderosos. Era hijo de un profesor de idiomas y de una maestra de latín en una escuela de Hanover, Hampshire. 

Poco se imaginaban sus padres que Perkins había nacido para alcanzar grandes logros. Los padres de Perkins siempre estuvieron faltos de dinero, pero nunca se consideraron pobres. Estaban decididos a que Perkins recibiera una buena educación a toda costa, y fue así como este entró a Tilton, una exclusiva preparatoria donde daba clases su padre. Sus condiscípulos provenían de familias adineradas que poseían mansiones. 

Lamentablemente, a Perkins le costó adaptarse. Pero en vez de rebelarse contra sus padres por haberlo enviado a una escuela en la que no podía socializar, decidió destacarse academicamente y en otras actividades. 

Esto le valió becas para estudiar en dos prestigiosas universidades: Brown y Middlebury. Escogió esta última, donde habría de conocer a dos de las personas que más influyeron en su vida. Una de estas personas era Farhad, hijo de un general iraní que trabajaba en ese momento como consejero del Sha. Farhad le enseñó a Perkins las habilidades sociales que este habría de aplicar más adelante en su carrera como sicario económico: beber, festejar, socializar e ignorar la autoridad. 

Esta vida despreocupada le costó su beca a Perkins, y Farhad pronto fue botado de Middlebury. Ambos decidieron vivir en un apartamento en Boston, donde Perkins comenzó a trabajar en un diario local, el Sunday Advertiser. 

La otra persona que Perkins conoció antes de dejar la universidad fue su esposa, Ann, de quien había estado enamorado desde la infancia.

 Después de casarse, el tío de Ann, Frank, que trabajaba en la National Security Agencie (NSA) (la agencia de espionaje menos conocida de Estados Unidos), ayudó a John a escapar del servicio militar convenciéndolo de que aplicara a la NSA. 

Tras pasar el examen, recibió una oferta para comenzar a entrenarse como espía tan pronto se graduara. Sin embargo, John y Ann se inscribieron en las Fuerzas de Paz. Y, poco después, fueron enviados a Ecuador. La pareja partió a Suramérica con la bendición del tío Frank. Este alentó a Perkins para que aprendiera bien el español local, porque lo necesitaría más adelante. 

Además, le explicó que aprender el idioma sería importante en caso de que decidiera entrar a las filas de la NSA. Fue en Ecuador donde Perkins conocería a quien lo impulsaría a convertirse en un sicario económico. Einar Greve, entonces vicepresidente de Ehas T. Main Inc. (MAIN), llegó a Ecuador en 1970. Einar conoció a Perkins y, como sabía que había pasado los exámenes de la NSA, lo alentó a aplicar a MAIN. El principal negocio de MAIN era la ingeniería, y uno de sus principales clientes, el Banco Mundial, estaba necesitado de economistas. 

En particular, necesitaban economistas capaces de determinar la viabilidad de ciertos contratos que MAIN estaba negociando. A los 26 años y sin un diploma universitario esta era una oferta muy jugosa. 

Así que Perkins aceptó el trabajo sin saber a ciencia cierta en qué se estaba metiendo. Entonces Perkins tomó un curso rápido en economía y pasó horas en la Biblioteca Nacional de Boston, leyendo sobre los países que visitaría y evaluaría. Aparte, Perkins recibió un entrenamiento especial por parte de Claudine, que era una consultora de MAIN. 

Este entrenamiento especial era clandestino, todas las sesiones eran confidenciales y ni siquiera le contó nada al respecto a su esposa. Claudine convirtió a Perkins en uno de los primeros sicarios económicos del país. 

Fue ella quien le enseñó lo que debía hacer: debía justificar ingentes préstamos internacionales para financiar a MAIN y a otras compañías estadounidenses similares. Su trabajo era hacer que estos países quedaran en bancarrota ofreciéndoles préstamos que nunca podrían pagar; así que estarían en deuda con sus acreedores para siempre. 

Estos países deudores tendrían entonces que devolver favores: admitir bases militares, dar su voto en las Naciones Unidas y facilitar el acceso al petróleo y otros recursos. Un sicario económico, explicaba Claudine, es una persona a la que se le paga bien para que engañe a otros países y ayude a Estados Unidos a crear un imperio global. 

Primera misión: Indonesia Perkins fue enviado a Indonesia junto a once colegas para comenzar sus tareas. Perkins se vio envuelto por primera vez en las vicisitudes de su trabajo: hacer pronósticos que fueran lo suficientemente creíbles como para convencer a Indonesia de que debía invertir en infraestructura que mejorara su industria petrolera y energética. Era una píldora difícil de tragar y en Perkins surgían muchas interrogantes. 

Claramente, la motivación para formar parte de esta conspiración era la ambición y el interés personal. Perkins se dio cuenta de que no estaba haciendo nada para ayudar a estos países pobres. Pero también sentía que no tenía otra opción más que cumplir con su cometido. 

Después de todo, ya estaba comprometido con este negocio. El lema de la compañía era: “Una vez que entras, te quedarás de por vida”. Así que su pronóstico fue exitoso e Indonesia decidió pedir un préstamo para ampliar su infraestructura; una decisión que sumiría al país en una deuda durante años. 

Dado su excelente desempeño, Perkins fue ascendido en 1972 a director. Sus superiores creían que se esforzaba de más en su trabajo, pero la realidad era que se esforzaba para olvidar la naturaleza de su trabajo. 

Así soportaba una situación que no le agradaba. 1971-1975: El Inquisidor Gracias a su nuevo cargo de director, Perkins conoció a líderes de envergadura como el presidente del Banco Mundial, Robert McNamara. Además, se codeó con políticos populares y socializó con los círculos más cerrados de su industria. 

Panamá Luego fue asignado a Panamá, para cumplir con uno de los mayores proyectos de MAIN en esa época: convencer al país para que le diera a Estados Unidos el control sobre el Canal de Panamá. Así pues, Perkins entabló amistad con el entonces presidente de Panamá, el carismático Omar Torrijos. Torrijos era popular en su país por apoyar causas nacionalistas. 

También tenía la intención de convertir a Panamá en un país independiente y floreciente. Torrijos le hizo saber a Perkins que no estaba de acuerdo con el imperialismo del gobierno estadounidense. Además, le dijo que él sabía cuál era la misión de Perkins y sus colegas. Así que le propuso un plan que beneficiaría no sólo a Estados Unidos, sino también a Panamá. 

Esto le pareció a Perkins lo correcto. Panamá mejoraría su infraestructura con MAIN, pero bajo la condición de que el gobierno estadounidense no la forzaría a ceder su control sobre el Canal. 

Durante años, Perkins se aseguró personalmente de que este acuerdo se siguiera al pie de la letra, y esto fortaleció su amistad con Torrijos. En 1973, Perkins fue ascendido de nuevo. Y continuó creando el “imperio” con MAIN, viajando a todos los rincones del planeta mientras aprendía sobre Asia, Latinoamérica y el Medio Oriente. Arabia Saudita 

Un año después, fue asignado a Arabia Saudita, donde jugó un papel preponderante para convencer a la Casa de Saud de que invirtiera miles de millones de dólares provenientes de las ganancias petroleras en valores estadounidenses que le permitieran al Departamento del Tesoro utilizar los intereses para contratar compañías estadounidenses que desarrollaran la infraestructura saudita. 

Era una oportunidad como ninguna otra en la historia: un país completamente sub-desarrollado, con capacidad financiera ilimitada, y grandes deseos de entrar en la era moderna. 

Según la evaluación que presentara Perkins, todo el mundo se beneficiaría de la construcción de sistemas eléctricos, autopistas, puertos, entre otras obras. A cambio, Estados Unidos prometió que garantizaría la permanencia de la familia real en el gobierno - promesa que ha mantenido hasta hoy en día. 

El éxito de esta operación serviría como modelo de otras operaciones, especialmente en países petroleros 1975-1981 Gracias a su continuo éxito en MAIN, Perkins logró ser socio en 1975. Fue el socio más joven de que se tenga noticia. Además, recibió el título de Gerente de Economía y Planificación Regional. 

Este nuevo cargo le abrió muchas puertas, y pronto daría muchas conferencias, incluyendo Harvard. Por otra parte, publicó varios artículos muy influyentes, que validaron sus conocimientos de economía. Pero a medida que ascendía en la corporación, Perkins entendía mejor la terrible verdad tras los negocios que lo habían hecho rico y poderoso. Irán 

En otro de sus viajes, Perkins tuvo la oportunidad de reencontrarse con su viejo amigo. Farhad estaba en Irán y había oído mucho sobre el éxito de Perkins como economista. Sin embargo, Farhad le recomendó a su amigo que saliera de Irán porque pronto estallaría la guerra. Ambos volaron a Roma el día siguiente, donde Perkins se encontraría con el padre de Farhad, el general iraní que había sido consejero del Sha. 

Según el general, el Sha no duraría mucho más y sería expulsado de Irán. Asimismo, culpó a las ciegas políticas de Estados Unidos, sus líderes corruptos y gobiernos despóticos por sembrar la discordia en el Medio Oriente. 

Finalmente, predijo que si Estados Unidos continuaba imponiendo sus políticas, todo empeoraría. De hecho, en 1979, el Sha salió y los iraníes atacaron la embajada estadounidense, secuestrando 52 personas. Colombia Arabia Saudita e Irán (por su petróleo) y Panamá (por su canal), son casos especiales. Colombia, por otra parte, era un caso más común. En ese país, MAIN diseñó y liderizaba un gigantesco proyecto hidro-eléctrico. 

Como en otros países, el rol de Perkins fue convencer a Bogotá que necesitaban préstamos increiblemente grandes para financiar proyectos de infraestructura, transporte y electricidad. Amigos que habían vivido años allá le dijeron que la mayoría de los supuestos terroristas y narcotraficantes no eran más que campesinos tratando de proteger a sus familias y hogares de gente como Perkins, que sólo habían traído destrucción. 

La renuncia Todos estos eventos acechaban a Perkins. Estaba desgarrado, deprimido y cansado de hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. En 1980, tras varias conversaciones, renunció a MAIN. Su salida fue tan silenciosa como fue posible. 

Tenía miedo de que la organización sintiera que este había perdido su apetito mercenario y viniera tanto por él como por su familia. Por primera vez, y tras años de manipulación económica, Perkins sentía miedo de las personas que lo había hecho rico y poderoso. Todo lo que quería era una vida tranquila lejos de todo eso. 

Así que juró no revelar nada sobre las operaciones de MAIN. Durante un tiempo, Perkins cumplió su palabra. Menos de un año después, recibió una oferta de MAIN para convertirse en perito. 

Le pidieron que pusiera su precio. Aceptó y se dedicó a obtener la aprobación de comisiones para la construcción de plantas eléctricas. Aunque no mantenía relaciones directas con Latinoamérica, Perkins se mantuvo siempre informado de lo que estaba sucediendo en la región. 1981-hoy en día Mueren dos presidentes En 1981, el presidente ecuatoriano Jaime Roldós, que estaba ofreciendo en su campaña evitar la instalación de una plataforma petrolera estadounidense, murió en un accidente aéreo. Fue un evento inesperado que dejó revuelto a su país. 

Poco después, el presidente Omar Torrijos (que había mantenido el control sobre el Canal de Panamá) sufrió la misma suerte. Perdió la vida en un misterioso accidente aéreo el 31 de julio de 1981. Perkins especuló que ambos accidentes habían sido obra de la CIA (y lo afirmaría en un libro sobre su vida que escribiría más adelante. El libro está dedicado a estos dos presidentes). 

Para esa época, Perkins decidió que no seguiría formando parte de esta situación. Se casó con su segunda esposa, Winifred, que era ambientalista en MAIN y cuyo padre era arquitecto. El padre de Winifred también se ocupaba de construir las ciudades estipuladas en el acuerdo con Arabia Saudita de 1974. Empresa de energía propia En 1982, Perkins creó su propia compañía, Independent Power Systems Inc. (IPS). 

La compañía se dedicaba a generar electricidad sin contaminar. Perkins había obtenido el financiamiento para montar su empresa gracias a ciertos contactos que había hecho a lo largo de su vida. Estos mismos contactos le ayudaron a que la compañía entrara al mercado de valores sin cumplir con ciertos requisitos gubernamentales. Ese mismo año nació su primera hija, Jessica. IPS no duró mucho. Perkins vendió la compañía al comenzar la crisis energética de 1989 en Estados Unidos. 

Durante esa misma época comenzó a escribir un recuento detallado de su trabajo en MAIN: sobre cómo se convirtió en un sicario económico y sobre los efectos de su sabotaje financiero en países del Tercer Mundo. Pero mantuvo este escrito en secreto durante años para resguardar a su familia. Además, había sido sobornado para que permaneciera en silencio. 

Durante años, Perkins siguió eventos que constituían secuelas de su trabajo en décadas anteriores: la invasión estadounidense a Panamá, el encarcelamiento del sucesor de Torrijos, Noriega y una misión fallida en Irak, que se convirtió en la Guerra del Golfo. Igualmente reflexiona sobre Venezuela, país en el cual no trabajó, pero si siguió durante años, como país que alcanzó gran riqueza gracias al petróleo. 

En su opinión, este país se salvó de una gran crisis, ya que Estados Unidos no podía enfrentarse a la vez con Irak y Venezuela, poniendo en riesgo el suministro petrolero. De no haber sido por Hussein, seguramente Estados Unidos ya habría intervenido en Venezuela. Perkins se concentró en ayudar a organizaciones sin fines de lucro y eventualmente creó una. 

Creía que no era tarde para aliviar el daño que había hecho en las décadas anteriores. Volvió a visitar Suramérica, escribió libros sobre sus pueblos indígenas y dio conferencias sobre la Nueva Era. Quería mitigar los resultados de su trabajo como sicario económico y crear así un mundo mejor para su hija. 

Perkins recibió una de las peores llamadas de alerta. Los ataques terroristas que hicieron colapsar al Centro Mundial de Comercio el 11 de septiembre de 2001 fueron como un catalizador para Perkins. Convencido de que esta masacre había sido el resultado de la manipulación económica de décadas anteriores, Perkins decidió que ya era hora de romper por completo con el pasado. 

Así que decidió publicar este libro en el que lo cuenta todo. Esta es su forma de depurarse ante el mundo y de reconocer sus errores pasados. Sin embargo, sabe que será difícil conseguir el perdón de los ciudadanos cuyos países fueron arruinados por Estados Unidos. Aunque es improbable que sea juzgado penalmente, Perkins es responsable de causar estragos en varios países en desarrollo y de sumir en la pobreza y el sufrimiento a millones de seres humanos.

1 comentario:

  1. Esa es la política que lleva a cabo los EU. con diversos programas de "ayuda" a los países subdesarrollados para en periodos de crisis económica y social, presentarse como salvador proporcionando recursos al gobierno de turno para que solvente eventualmente sus problemas internos. Como bien menciona el articulo los países se endeudan sin saber las repercusiones futuras. De ahí el interés de los gobiernos de derecha de estar en contacto con el imperio para recurrir en su auxilio y realizar negociados en su beneficio. De manera demagógica ofrecen solución a los ingentes problemas que aquejan a los pueblos pero, sino se privatizan los servicios públicos, se establecen acuerdos de coparticipación para el manejo y administración de sectores estratégicos del país en cuestión. En síntesis, todo gobierno de derecha depende de lo que diga y de las instrucciones que vengan de norteamérica, el asunto es impedir el establecimiento de gobiernos populares, progresistas y socialistas que no se alíen y subyuguen a las determinaciones de los yanquis. La razón obedece a que estos lideres defienden su soberanía, recursos e independencia en la dirección de sus estados con total libertad y, su gestión se orienta a elevar el buen vivir de su gente.

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