La revista Forbes una vez clasificó a la ciudad como la más miserable para habitar, en el país de Mickey Mouse y el Tío Sam. ¿Por qué? Por sus crímenes violentos, su elevada tasa de desempleo, ejecuciones hipotecarias, impuestos salariales y a la vivienda, el precio de sus casas, la corrupción de sus gobernantes y hasta el tiempo de traslado en sus autopistas, pues dice, ese tipo de trivialidades pueden llegar a ser un factor determinante para un número significativo de personas que viven en la pobreza.
Incluso el clima y el desempeño de los equipos deportivos de la
ciudad fueron considerados por la reconocida publicación de negocios para
evaluarla. Lamentablemente, ni su envidiable sol ni sus millonarios Marlins,
Miami Heat y Dolphins pudieron evitar que encabezara tan penoso puesto entre
las 200 ciudades analizadas.
En
realidad son pocos los inmunes a la crisis que la
mayoría sufrimos. Como los etílicos ricachones que se divierten en los 12
bares, restaurantes y centros nocturnos. Mientras algunas personas construyen
complejos de al menos $20 millones de dólares en una isla privada, el
75% de los miamenses gana menos de $75,000 al año.
Para
acabarla, Miami, mapa de millonarias y espectaculares mansiones, es considerada
también la 6ta ciudad con las casas más devaluadas del país,
pues según estadísticas inmobiliarias, al menos 364 mil propiedades han entrado
ya en proceso de ejecución hipotecaria.
Condones
y chalecos antibalas
No
es que quiera hablar la ciudad donde vivo, pero hay que aceptar que además de
ser la atractiva Capital del Sol, lo es también del mortal Sida.
Se dice que sólo en la ciudad de Miami 1 de cada 100 personas que nos topamos a
diario, tomando, bailando o sosteniendo relaciones sexuales entre ellas en una
noche de juerga, son VIH positivos y a nivel estatal estamos igual: Florida
es la tercera entidad con más personas contagiadas con el
mal.
En
todas partes, es lo mismo
Hay
personas a las que les confunde el hecho de que “Miami” tenga dos alcaldes. Es
más, alguien me decía hace poco: ¿Y por qué hay otro alcalde para la playa? Ahí
les va la explicación: Una cosa es el condado Miami-Dade, que abarca a Miami y
a sus ciudades conurbadas, cada una con su propio alcalde; y otra cosa es
Miami, que tiene su edil, así como tiene el suyo la ciudad de Miami Beach (la
popular zona turística separada del centro de Miami tan solo por un puente).
En Miami se vive bien o
no se vive. Es la brecha entre la miseria y la opulencia, donde el 22% de
sus habitantes ha perdido el trabajo y apenas puede salir adelante gracias a la
ayuda por desempleo que les otorga el gobierno, o por las estampillas que les
da para comprar comida para sus hijos; es un Infierno con olas en los meses de
verano; y es la mesita de lámina donde los ancianos remojan sus
penas en café con leche y juegan dominó, entre pláticas de su Cuba querida y
una que otra carcajada, imaginando que su pensión les alcanzará para cubrir las
necesidades básicas del mes.
Éste
es el Miami que no viene incluido en los paquetes de viaje. Tristemente, ya no
es lo que era antes, una ciudad que nos hacía sentir a sus habitantes como si
viviéramos unas vacaciones perpetuas, saludando con sus lagos, áreas verdes y
el colorido cielo en sus ocasos lo que ningún salario podría pagar.
Por Juan García Alejandro
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